Medir la huella de carbono se convirtió en una acción estratégica clave para el sector privado, tanto por su impacto ambiental, como así también por su influencia en la imagen corporativa y la competitividad del negocio. Entender cuánto y cómo se emite permite a las empresas tomar decisiones informadas, cumplir con marcos regulatorios, responder a las crecientes exigencias del mercado y contribuir activamente a los compromisos globales frente al cambio climático. En este contexto, abordar las emisiones directas e indirectas resulta esencial para tener una visión completa del impacto ambiental empresarial.

El Alcance 3 corresponde a todas aquellas emisiones indirectas que se generan a lo largo de la cadena de valor de una organización y que no se incluyen en los alcances 1 y 2. Según el GHG Protocol, estas emisiones se clasifican en 15 categorías que abarcan desde la extracción y transporte de materias primas, la producción y distribución de bienes y servicios, hasta el uso y disposición final de los productos. Esta amplitud convierte al Alcance 3 en una herramienta clave para comprender la huella real de una empresa, ya que abarca los impactos asociados tanto a proveedores como a clientes.

Aunque su contabilización no es obligatoria en todos los marcos regulatorios, el Alcance 3 suele ser el más representativo para la mayoría de los sectores. En muchos casos, más del 70% de las emisiones totales de una organización provienen de esta categoría, ya que incluye actividades críticas como el transporte de empleados, los viajes de negocio, la gestión externa de residuos, el uso de productos vendidos y su tratamiento al final de vida. Por eso, medir el Alcance 3 permite identificar oportunidades de reducción de emisiones más allá de las operaciones directas, ampliando la visión estratégica.

Para las empresas, integrar el Alcance 3 en sus evaluaciones de huella de carbono es un paso esencial hacia la sostenibilidad. Además de mejorar la transparencia frente a clientes, inversores y reguladores, ayuda a detectar riesgos y oportunidades en la cadena de suministro, fomenta la innovación en productos y servicios de menor impacto, y facilita la construcción de alianzas con proveedores y aliados estratégicos. En síntesis, medir y gestionar el Alcance 3 no sólo refleja con mayor precisión el desempeño ambiental corporativo, sino que también impulsa la competitividad en mercados cada vez más exigentes.

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